¿Por qué tantos agobios me procuras?

¿Por qué tantos agobios me procuras?

¿Por qué tantos agobios me procuras?
¿Por qué me cuestas tanto, euro mío,
que acabaré bebiendo del rocío
por no gastar y cocinando a oscuras?

Como ahora las cosas pintan duras,
pretenden que yo pague el desvarío
de un dispendio voraz, salvaje y frío,
¡Las finanzas jamás han sido puras!

Si una puerta se cierra, pretendía
que se abriera después una ventana,
pero bajan los sueldos a porfía.

Al revés que la Deuda Soberana,
que pronto bajaría, respondía,
¡y sube un poco más cada mañana!

Lope y Artesana, 14-7-12


¿Qué tengo yo?

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Lope de Vega